Jesús Escobar: De pugilista a mentor, toda una vida en el boxeo

  • A sus 52 años, Jesús Escobar, originario de Luis B. Sánchez, ha dedicado su vida al boxeo. De joven peleador a formador incansable de nuevas generaciones, su historia es la de un hombre que eligió el guante como herramienta para cambiar destinos.

 

Por Luis Carlos Bravo

San Luis Río Colorado, Sonora a 3 de junio de 2025.- Jesús Escobar tenía apenas 13 años cuando, casi como una señal del destino, se topó con un costal de boxeo abandonado. No había gimnasio ni entrenador a la vista, pero sí una chispa que se encendió en su interior. Desde ese primer golpe, supo que el boxeo sería el camino que recorrería el resto de su vida.

“Comencé a darle al costal sin saber mucho, sólo sentía que eso era lo mío”, recuerda con una sonrisa que mezcla nostalgia y orgullo.

Del año 1986 al 1991 fue boxeador activo, donde alcanzó sus sueños y se realizó como cualquier boxeador lo desearía. Pero su legado más profundo empezó después de colgar los guantes. 

Hoy, Jesús es uno de los promotores de boxeo más reconocidos de nuestra ciudad. Ha sido testigo y mentor de figuras que han brillado dentro del cuadrilátero, gracias a ese “ojo clínico” que sabe detectar talento donde otros solo ven juventud y nervios.

Pero más allá del talento, lo que más le importa es el corazón de sus pupilos. “Un adolescente o joven en el ring es un joven menos en las calles tentado a actividades ilícitas. En eso me enfoco: en hacer algo por nuestras nuevas generaciones, y en el box encontré el pretexto perfecto”, afirma con convicción.

Jesús no solo forma boxeadores; forma personas. En cada golpe, en cada entrenamiento, hay una lección de vida. Por eso, a pesar de los años y el cansancio, sigue firme, ahora desde abajo del ring, construyendo futuros, uno por uno.

El ring como escenario de transformación social

Recientemente, Jesús Escobar llevó a cabo un exitoso evento boxístico que reunió a 30 peleadores, tanto hombres como mujeres, provenientes de San Luis Río Colorado y otras ciudades. La velada no solo fue una muestra de talento y disciplina, sino también un espacio de inclusión y desarrollo deportivo que reafirma el compromiso de Jesús con la formación integral de nuevos atletas. La organización y el entusiasmo del público fueron testigos del impacto positivo que puede tener el deporte cuando se ejecuta con pasión y propósito.

Para Jesús, estos eventos tienen un valor que va más allá del espectáculo. “Cuando una sociedad —y sobre todo sus gobiernos— abrazan al deporte como política pública, se siembran las semillas de una comunidad más sana, más fuerte y con personas de bien. No se trata solo de formar campeones, sino de alejar a los jóvenes de los riesgos que los rodean y darles una opción real para construir un mejor futuro”, comenta con firmeza. Para él, invertir en deporte es invertir en paz, en salud y en esperanza.

En la foto, Jesús Escobar junto a su amigo Hector Monjardin / Archivo 

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