Con el corazón por delante y con la DEA por detrás

LUIS CARLOS BRAVO

Por más que me haya simpatizado la estrategia mediática de Marina del Pilar desde sus tiempos como alcaldesa de Mexicali y ahora como gobernadora de Baja California, debo admitir que ha perdido mi simpatía, y seguramente la de muchos.

Primero, por el trato hacia ciertos medios de comunicación en Mexicali, como Gustavo Macalpin, por quien siento gran empatía. Y ahora, por la manera en la que ha intentado distraer a sus representados de la creciente ola de inseguridad que azota a Baja California.

Hoy, aquella mujer que muchos veíamos con un prometedor futuro político parece estar en el declive de su carrera.

Recientemente, leí una frase que resume con precisión su situación actual: “Con el corazón por delante (su eslogan de gobierno), pero con la DEA por detrás.” Y sí, así es. Prueba de ello es que tanto a ella como a su esposo, el gobierno de Estados Unidos —específicamente Donald Trump— les habría retirado la visa de turista por presuntas malas prácticas que podrían ir desde el lavado de dinero hasta vínculos con grupos promotores de actividades ilícitas.

Ahora, siendo noticia a nivel nacional por un tema contrario a lo que un gobernante debería de ser, cualquier aspiración política superior parece haberse desvanecido.

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