Desde Nayarit hasta San Luis Río Colorado, Rosalba y Nínive Rea mantienen viva la herencia cultural de sus ancestros a través del bordado y el tejido. En cada pieza hecha a mano hay historia, esfuerzo y un pedacito de México que trasciende generaciones.
Por Luis Carlos Bravo
San Luis Río Colorado, Sonora.- En pleno corazón de la calle Madero, entre Segunda y Tercera, el tiempo parece detenerse. Entre hilos de colores, agujas y telas que guardan secretos de generaciones, Rosalba Rea y su hija Nínive han encontrado un modo de vida y, sobre todo, una forma de honrar su raíz.
Ambas llegaron a esta frontera hace apenas unos años, pero la tradición que las acompaña tiene siglos de historia. Allá en Nayarit, de donde son originarias, fue la madre de Rosalba, su abuela y hasta su bisabuela quienes les heredaron el arte del bordado y el tejido, un oficio que no sólo viste las cocinas mexicanas, sino que también teje identidad y pertenencia.
Cada día, madre e hija montan su pequeño puesto y ahí, entre saludos y sonrisas, continúan con la faena, mientras bordan, exhiben a la vista manteles, tortilleros, servilleteros, velos, delantales y diademas. Todas piezas únicas, hechas a mano, que se convierten en testigos de la paciencia y la dedicación que demanda este arte.

Rosalba asegura que la temporada baja siempre trae consigo incertidumbre, pero también esperanza. Octubre, dicen, se acerca como un respiro, pues es cuando sus principales clientes —personas que radican en Estados Unidos o que trabajan aquí en San Luis pero llegaron de otras tierras— regresan en busca de algo más que un recuerdo: buscan conservar una tradición en sus hogares.
Nínive, por su parte, sonríe al hablar de lo que significa trabajar al lado de su madre. “Es seguir lo que nos enseñaron nuestras abuelas, es no dejar que se pierda, porque el bordado no sólo es trabajo, es parte de lo que somos”.

La historia de Rosalba y Nínive es una estampa de identidad cultural, un recordatorio de que San Luis Río Colorado, con su carácter fronterizo, también es un mosaico de historias que viajan del sur al norte, cruzan generaciones y encuentran aquí una nueva vida.
Porque mientras las manos de madre e hija sigan bordando, seguirá latiendo un pedacito de México en cada cocina donde sus creaciones encuentren hogar.
Quienes deseen conocer el trabajo de Rosalba y Nínive pueden encontrarlas en su puesto sobre la avenida Madero, entre Segunda y Tercera, frente al antiguo edificio de Dax. Ahí, cada puntada se convierte en arte y cada compra en apoyo para preservar una tradición mexicana que sigue viva en San Luis Río Colorado.

Rosalba y Nínive Rea bordan a mano cada pieza en su puesto de la calle Madero, preservando un legado familiar que viaja de Nayarit hasta San Luis Río Colorado. / Luis Carlos Bravo





